jueves, 10 de noviembre de 2011

Reflexión del aniversario

Tomado de http://www.latribunadetoledo.es/noticia.cfm/Opini%C3%B3n/20111110/ciudad/patrimonio/5C02C430-C137-6A07-EEB03B83CE0492E4

Opinión

10/11/2011

BAJO Y CLARO

Ciudad Patrimonio

Epícaris
Se cumplen 25 años de la declaración de Toledo como ciudad Patrimonio de la Humanidad. Buen momento para hacer balance. Al partir de 0 (”Toledo se muere”, gritaba Gregorio Marañón en El País), mucho se ha hecho a lo largo de estos cinco lustros.
Debido a su impulso, en 1898, se creaba la Real Fundación de Toledo que tanto contribuyó a encauzar las políticas de restauración, rehabilitación, difusión y debate sobre la conservación de la ciudad.
En 1999 se iniciaba la andadura del Real Patronato de la ciudad de Toledo, cuyo fruto más apreciable es el Consorcio de la ciudad de Toledo, instrumento jurídico y financiero que ha permitido iniciar múltiples obras de rehabilitación, especialmente del viario urbano y los elementos monumentales públicos, religiosos, y en menor medida, particulares, de la ciudad. Pero, los más directamente implicados en la gestión del Patrimonio toledano, la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento, han hecho dejación de sus responsabilidades.
El Ayuntamiento, convencido de que el futuro de la ciudad pasa por la conservación del Patrimonio cultural, ha servido en algún momento a intereses puntuales de grupos de presión inmobiliaria u hostelera, dejando en un segundo plano la conservación y preservación del patrimonio cultural, ya sea especialmente en el tratamiento del paisaje y los espacios urbanos.
Tampoco entiende la prioridad y exigencia de dicho tratamiento en la redacción del Plan Estratégico de Toledo y en la renovación del Plan Especial del Casco Histórico, mal gestionado por las distintas corporaciones desde su aprobación hace más de diez años.
Así, a pesar del enorme esfuerzo realizado en la rehabilitación de inmuebles y vías urbanas, sigue habiendo demasiados inmuebles de valor patrimonial ruinosos, grandes solares abandonados, inmuebles infrautilizados y falta de equipamientos y servicios para los residentes.
Además, la oferta e infraestructura turística y museológica sigue mostrando graves carencias e incongruencias. Las autoridades competentes deben de realizar, por tanto, un ejercicio de autocrítica, humildad, y, reconociendo errores, marcar líneas de futuro, más claras y enérgicas, de cara a solucionar los muchos problemas planteados.

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